Los Arquetipos del Tarot han llegado a ser una parte más del Tarot.
Para llegar a desarrollar un modo propio de leer las cartas, hay que leer mucho, escuchar otras voces y… creerse lo justo.
Encontrar tu propia voz es un trabajo arduo pero una vez lo has conseguido es muy gratificante. Ya no te influye nada ni nadie porque eres consciente de lo que en ti se activa y funciona cuando lees las cartas.
Es muy frecuente encontrar afirmaciones que aseguran que el Tarot sigue los Arquetipos de los que hablaba Jung. Carl Gustav Jung fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo. Figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis. Posteriormente, fundaría la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.
Pero hay una conveniencia en juntar las palabras Jung y Tarot, así como dotarlo de unos beneficios psicológicos e incluso terapéuticos. Puede que para dar peso a la actividad de leer cartones y dignificarla, se lo asocie a la figura de Jung, cuando el Tarot ya tiene una dignidad y un peso propios. ¿Pero qué pasa? ¿Por qué relacionar el Tarot y la psicología? ¿Es necesario racionalizarlo todo?
El Tarot no es un método científico, es un espejo, un método de introspección y de reflexión profunda con uno mismo. El Tarot, en su reflejo, arroja luz sobre nuestra vida y nuestra existencia.
¿Es imprescindible analizar los Arquetipos del Tarot?
La cuestión no es ¿qué me va a suceder en la vida, el amor…? La mayoría de los problemas que afectan al ser humano se desprenden de su incapacidad por conocerse a sí mismo y a su realidad interior. Nos creamos máscaras para ocultar lo que desconocemos de nosotros mismos. Y lo que nos angustia. Y lo que reprimimos.
El tema importante es ¿Cómo vivo yo la vida?
El Tarot nos desvela lo que, en numerosas ocasiones, no queremos ver. Muestra nuestro interior.
Tenemos una idea de nosotros mismos bastante benevolente y no nos reconocemos tal cual somos.
Lo que no nos gusta no tenemos por qué identificarlo con nosotros, del modo de “yo soy miedoso”, por ejemplo. Pero sí es positivo reconocerlo y asumirlo, vivir conscientes de que, por ejemplo, el miedo forma parte de nuestra vida. Pero que forme parte de la existencia no quiere decir que eso sea lo que nos defina como persona.
Encontramos en publicaciones e interpretaciones de Tarot, que se habla de Arquetipos y actitudes como si de una misma cosa se tratara.
Nosotros, desde nuestra experiencia, pensamos que no.
Los Arquetipos son patrones que forman parte de ese inconsciente colectivo: El padre, la madre, el héroe, el malvado…Se constituyeron a partir del análisis comparado de creaciones culturales de diferentes pueblos. A través del estudio de los mitos, leyendas y religiones Jung concluyó que había un contenido psíquico común a toda la humanidad que no se origina en las experiencias individuales. Pero ojo, insistimos, son contenidos mentales, inconscientes y comunes a toda la especie. No son ni disposiciones de conducta, ni reflejos, ni instintos innatos.
Estos patrones son potenciales heredados que se pueden desarrollar o no. Se solapan e incluso conviven conjuntamente en determinadas circunstancias vitales, no tienen por qué manifestarse o desarrollarse de forma aislada.
Si lo deseas, puedes explorar tus Arquetipos en este Test de Arquetipos y Personalidad.
¿Confundimos los Arquetipos del Tarot con lo que son actitudes y comportamientos?
Por otro lado, las actitudes, desde nuestro punto de vista, son las reacciones o respuesta ante hechos, personas u objetos, según ciertas creencias, sentimientos o valores.
Vamos explicarlo más gráficamente con un ejemplo.
Si tomamos el Arquetipo del sabio buscador, por ejemplo. Nuestra mente puede ir a varias cartas del Tarot, pero una puede ser más predominante que otras.
Supongamos que nuestra mente ha seleccionado instintivamente es el Ermitaño, sus valores son la sabiduría y la búsqueda de un conocimiento profundo.
Parece que el Ermitaño lleva aparejada una actitud de alcanzar conocimiento y buscar la verdad. Se le supone una capacidad de análisis para alcanzar conocimiento. Pero esta actitud no sólo le pertenece a este Arquetipo.
Uno puede encajar en un Arquetipo pero actuar del modo que se le supone a otro Arquetipo diferente. ¿Por qué? Porque una cosa es el potencial o potenciales que tienes o puedes desarrollar y otra cosa cómo te desenvuelves en el mundo en tiempo real. Unas veces esas actitudes y reacciones te acercarán a tu arquetipo y otras no. Esas veces que no te acerquen también son muy necesarias para desarrollar tu vida en el día a día. Puede que cumplas un papel concreto o no lo llegues a cumplir nunca, pero tienes que vivir cada día, decidir y actuar.
Puedes analizar patrones sin encasillarlo en ningún Arquetipo
Nosotros preferimos analizar y desarrollar, en nuestras consultas, las actitudes a los Arquetipos. Porque al consultante le dan más juego a la hora de cómo moverse de la mejor manera por el tablero de la vida. Y en cuanto a los cursos que impartimos, nos gusta enseñar a extraer todo el jugo de las cartas. Bien es verdad que hay tendencias que se repiten, que pueden considerarse patrones de comportamiento (constructivos o destructivos). Y que eso puede llevarnos a pensar que ése es nuestro Arquetipo como misión de vida.
Pero los Arquetipos, como ya hemos explicado antes, son contenidos psíquicos mentales, de los que muchas veces no somos conscientes. Éstos pueden cambiar y evolucionar y tú querer seguir cumpliendo con un papel que no te corresponde, porque tú también evolucionas. Además, y no vamos a entrar en esto, puedes desarrollar varios Arquetipos a la vez. Mientras, tu actitud define, no sólo, cómo puedes ser en un momento concreto, también está determinando tu presente y tu futuro.
Por ejemplo, el Emperador nos habla de una figura de poder, paternal y encarnación del principio masculino. Puede aparecerte en una consulta aunque no seas padre, no tenga poder sobre nada ni nadie. Incluso aparece si eres mujer.
Por otro lado, la actitud que puede tener el Emperador es de mantener la estabilidad y el orden. Tener un criterio sólido exento de decisiones arbitrarias y erráticas… Pero… ¿Esta actitud es permanente y necesaria para poder vivir bien tu vida? O ¿Conveniente según qué situaciones y circunstancias?
Ahí es donde profundizamos nosotros. Cuando realizamos lecturas tratamos de mostrarte todas las herramientas que dice el Tarot que dispones en ese momento para cumplir con ciertas acciones.
Unas veces puedes necesitar miel y otras vinagre.
En ocasiones tendrás que actuar con la firmeza del Emperador y otras con su paternalismo indulgente, sin que por ello te tengas que convertir en Carlomagno o en Atila.
Así pues, conocer qué actitud nos es más conveniente adoptar en determinados momentos, puede ser más beneficioso que representar un papel de forma fija. Sobre todo, cuando todo nuestro alrededor, incluido nosotros mismos está en constante cambio.
Puedo tener 10 años y ser un Emperador o una Papisa o un Juicio, y tener 50 años y ser un Loco o un Sol. El desarrollo personal no depende sólo de la edad. Están las circunstancias y nuestra actitud ante ellas.
Pues al fin y al cabo, vemos la vida desde unas gafas propias e intransferibles y obtenemos conclusiones igual de personales, a partir de cómo interpretamos lo que percibimos.
Veamos como ejemplo de Arquetipo al Rey de Oros
Un Rey de Oros puede ser el Emperador en una faceta constructiva. Una energía muy estable que es capaz de concretar los proyectos materiales.
Pero si observamos bien esa carta, vemos a una persona que espera y mientras espera piensa. Sus reacciones no son automáticas, pues está sentado y una pierna cruza sobre otra dotándole de más estaticidad todavía. No es alguien dispuesto a poner pies en polvorosa a las primeras de cambio.
Su cuerpo está orientado a un lado y su mirada en sentido contrario. Esto, para nosotros, indica que la intención la marcan sus piernas (la tendencia) mientras que la atención la tiene puesta donde dirige su mirada.
Ahora ya sabes la diferencia entre un Arquetipo y una actitud.
De ti depende tomar las riendas de tu vida o dejarlo en manos del destino.
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