El Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico son dos conceptos intrínsecamente conectados el uno al otro. Desde 78 Puertas llevamos años explicándolo y enseñándolo. En este nuevo artículo de nuestro blog vamos a desarrollarlo una vez más, pero desde una perspectiva distinta.

Hoy queremos compartir con todos vosotros un texto que nos parece magnífico y necesario, escrito por el gran Enrique Enríquez. A pesar de ser unas reflexiones del año 2008, todo lo que dice sigue de plena actualidad. Por este motivo nos parece recomendable compartirlo con todos vosotros para hacerlo llegar a las personas que en su día no lo leyeron.

 

El Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico

 

El Tarot de Marsella. Un lenguaje óptico con corazón medieval 

“Hay un lenguaje visual que existe. Está más que probado. Ha sido efectivo por miles de años. Es tal como si fueses un músico, hay reglas, hay notas. Yo creo que en el arte es la misma cosa. No puedes hacer una peluca de serpientes y ponérsela a un maniquí sin ser consciente de la Medusa o estás muerto. No puedes hacer eso. Porque en el momento en el que alguien te muestra esa referencia, el trabajo cambia. El trabajo no está completo hasta que no conoces las referencias.” Damien Hirst

 

Enrique Enríquez dixit:

Enrique Enriquez

 

Para la mayoría de la gente la historia oficial del tarot comienza con Antoine Court de Gébelin. En 1781 publicó un ensayo sobre el tarot en su obra enciclopédica: “Le Monde primitif, analysé et comparé avec le monde moderne”. Gracias a este texto muchos lo consideran como el primero en haber entendido al tarot como una herramienta iniciática. En base a esto todos los tarotistas deberíamos estar en deuda con el señor Court De Gébelin. Si no fuera porque con su ensayo también inauguró una errónea dinámica para relacionarnos con las cartas de tarot. En base a su trabajo, quien quiera que invente una teoría sobre el “por qué” de sus imágenes se siente con derecho a redibujarlas. Gracias a esto el tarot nunca volvió a ser el mismo. De hecho, cambia cada dos por tres. Esto es algo que va totalmente en contra del Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico.

Antoine-Court-de-Gebelin

 

Nota:

Sobre el señor Court de Gébelin y sus contribuciones al Tarot, hablamos en un artículo anterior de este mismo blog. Puedes leerlo aquí.

 

Estas invenciones han seguido una evolución predecible. Durante los siglos XVIII, XIX y la primera mitad del siglo XX, se trataba de fantasías estrafalarias promovidas por el ego y la locura de sus autores. Desde la segunda mitad del siglo XX y en lo que va del siglo XXI, la motivación de toda esta fantasía absurda es la simple ganancia económica. El tarot se ha convertido en una herramienta que dice más sobre el ego de sus autores y sobre las necesidades del mercado New Age que acerca de sí mismo.

 

Los orígenes antes de Gébelin

Preguntemos entonces ¿qué había antes de toda esta locura? y notaremos que las imágenes del tarot de Marsella tienen una conexión formal con las catedrales románicas de Europa. Notaremos también que los motivos del tarot pueden encontrarse desperdigados a lo largo de la literatura de la Edad Media. Es decir, encontramos aquí las raíces de la relación entre el Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico.

Sólo tenemos que echar un vistazo a los romances, “Lais d’Amour”, épicas y sagas del medioevo para encontrar el mismo universo que vemos desarrollado en el tarot.

En los honores del tarot: pajes, caballos, reyes y reinas, percibimos la esencia de los romances de Chrétien de Troyes. Descubrimos una semblanza al jardín que vemos en la carta de El Sol cuando leemos el “Romance de la Rosa” de Guillaume de Lorris. Encontramos a nuestra Papisa en “Eliduc”, de María de Francia. Podríamos querer ver a nuestro Loco en los “Cuentos de Canterbury”, de Chaucer, o quizás prefiramos encontrarlo, junto al Papa y el Ermitaño, en “Blanquerna” de Ramón Lull.

Cuentos-de-Canterbury

 

Podríamos pasarnos horas encontrando en la literatura medieval caballeros como el de Espadas. Torres como La Maison Dieu. Reyes como El Emperador. Damiselas como la que vemos en La Estrella, o escuderos como el Paje de Copas y su amigo el Paje de Bastos.

 

Nota:

Sobre el lenguaje simbólico del tarot hablamos en un artículo anterior de este mismo blog. Lo puedes leer aquí.

 

¿Cómo funcionaban las imágenes en la Edad Media?

Si hacemos esta pregunta, notaremos que las imágenes fueron usadas para transmitir información donde quiera que la palabra escrita era insuficiente. Asimismo, notaremos que esas imágenes eran utilizadas de modo secuencial, dando sus mensajes cuadro a cuadro, como en las estaciones de una catedral o las viñetas de un manuscrito iluminado. Igualmente nos daremos cuenta de cómo esa secuencialidad incluía una buena dosis de yuxtaposición de símbolos aparentemente inconexos que, unificados, creaban significados alegóricos. Todo esto, y lo que viene a continuación, confirma la relación entre el Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico.

 

Las alegorías medievales intentaban ilustrar nociones abstractas en un modo que fuese comprensible para el lector o el escucha. En nuestro mundo digital diremos que una alegoría era una “interfaz amable” para un proceso que podría ser difícil de comprender. Frecuentemente esas alegorías le daban un rostro humano a una noción etérea.

La Música podía ser representada como una mujer portando los elementos del oficio del músico. Y por tanto, la Pintura, Amor, Filosofía, Las Virtudes o las Edades del Hombre, todos devinieron en personajes humanos portado ciertos atributos simbólicos.

 

Nota de 78 Puertas:

Para la Relación entre Tarot, las imágenes de los Arcanos y las Alegorías, remitimos al lector a este vídeo de nuestro canal de YouTube.

 

 

El Arcano Mayor de la Justicia y su Alegoría

En el tarot podemos encontrar también el uso de personajes humanos para representar conceptos abstractos y el uso de símbolos para darle a estos personajes humanos una identidad alegórica. Pensemos por ejemplo en La Justicia, que es una mujer sentada en un trono. ¿Cómo sabemos que ella es La Justicia y no La Emperatriz, o alguna de las reinas?

El Tarot de Marsella y el Lenguaje Optico - Arcano Mayor de la Justicia

 

Pues porque ella ostenta ciertos símbolos distintivos.  La Justicia lleva una espada y una balanza. Y es precisamente al hablar de espadas, balanzas, cortar, medir y equilibrar como podemos asimilar un concepto tan abstracto como lo es el de “justicia”.

 

Las Alegorías Medievales

Al explorar el arte de la Edad Media notaremos también que las alegorías de los documentos medievales dialogaban con el contexto. En su “Ciudad de Dios” San Agustín habla de una Ciudad del hombre, física y finita, y de una Ciudad de Dios, etérea y eterna. A lo largo de su obra veremos a San Agustín cambiar el referente de esta metáfora. Primero comparada con Babilonia, Jerusalén será descrita como la Ciudad de Dios. Luego, comparada con una idílica Nueva Jerusalén, el Jerusalén geográfico pasará a representar a la Ciudad del hombre.

Así mismo, en el tarot El Papa puede representar a un Papa específico, o a la idea de “sumo pontífice”, o a la iglesia como estructura, a un padre o a un maestro.

El Tarot de Marsella y el Lenguaje Optico - Arcano Mayor del Papa

 

Dependiendo de qué imágenes lo rodean, El Papa puede estar dándonos la bendición, o la espalda. Tal como observamos en la literatura medieval, los atributos alegóricos de El Papa cambiarán dependiendo del contexto en que la imagen aparece. Esto es un perfecto ejemplo de la simbiosis existente entre el Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico.

Extendiendo esta noción, si tenemos a El Loco delante de La Torre podemos decir que una persona llega a una casa, pero si cambiamos el orden de las imágenes y La Torre está delante de El Loco, veremos a la persona dejar la casa. Dependiendo de la secuencia esas dos imágenes pueden crear dos frases completamente distintas con significados alegóricos opuestos.

 

Más ejemplos del Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico

De la misma manera la Carta sin Nombre, puesta delante de El Enamorado, puede generar una impresión amenazadora, pero colocada delante de El Colgado nos dará esperanza. La Justicia junto a El Enamorado puede significar matrimonio, pero la Justicia junto a La Torre podría representar un divorcio. El Sol frente a El Diablo sugiere ser aprisionado, mientras que El Diablo frente a La Torre sugiere una liberación, y así sucesivamente.

Tal y como indicamos antes, la naturaleza metafísica de la ciudad de Jerusalén cambia dependiendo del uso que San Agustín hace de ella. E igualmente, el significado alegórico de una imagen en el tarot cambiará dependiendo de las imágenes que le hacen compañía. Las yuxtaposiciones modelan el significado de las imágenes. Ésta es una de las claves, de los pilares fundacionales de la relación entre el Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico. O dicho contras palabras, la Lectura Abierta.

 

La Ley de la Simetría Medieval

Sobre todo, notaremos que las imágenes medievales, sean pictóricas o literarias, operaban bajo la idea de simetría. Es decir, la idea de que cada símbolo es una llamada que obtiene su respuesta en otros símbolos (o en otros arcanos de tarot).

Al explorar esta idea descubrimos que tiene su raíz en el modo en que La Biblia era comprendida. En la Edad Media se pensaba que cada escena del Nuevo Testamento era espejo de una escena en el Viejo Testamento. Hay cuatro evangelistas por cuatro profetas. Jesús multiplica los panes tal como el maná cayó del cielo. Dios decide sacrificar a su hijo tal como Abraham decide sacrificar a su hijo.

La misma idea la encontramos en la literatura Medieval, donde toda cosa nos habla de otra cosa por vía de una resonancia formal o conceptual. Pensemos por ejemplo en la Divina Comedia del insigne Dante Alighieri. Él indica que los castigos son proporcionales a los pecados que los originan, y las recompensas son proporcionales a las virtudes que las inspiran.

Llevándolo a nuestro terreno, podemos observar esta misma idea de simetría en la insistencia con la que ciertos símbolos del tarot nos hacen percibir su relevancia. En el Medioevo se pensaba que el Pecado Original venía del Manzano (el árbol del Bien y del Mal). Y por tanto, los maderos de la Cruz del Calvario también se hicieron de un manzano.

¿Cómo conectamos esto con el ámbito de este artículo sobre el Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico? Esto equivale a decir que el muro que vemos al fondo de los personajes en El Sol oculta la tumba de El Juicio. También que la bolsa en la mesa de El Mago y la bolsa que cuelga del bastón de El Loco son la misma. O igualmente, que La Justicia lleva alrededor de su cuello la soga con que colgaremos a El Ahorcado.

 

Conclusión

De este modo comprendemos por qué, incluso si fue creado como un juego de azar, el Tarot de Marsella tiene un lenguaje inherente. Y este lenguaje es el Lenguaje Óptico, el Lenguaje Visual, que la base de la Lectura Abierta. Este lenguaje está basado en el modo en que las imágenes eran entendidas en la época medieval.

No hay ninguna necesidad de buscar una explicación oculta o de inventar nuevas teorías. Sólo necesitamos comprender cómo funcionan las imágenes, y sobre todo, cómo es que las imágenes nos “trabajan”.

Basados en la evidencia histórica, difícilmente puede decirse que las imágenes del tarot sean más que figuras lúdicas hechas para jugar con ellas. El problema es que no podemos jugar con una imagen sin que la imagen comience a jugar con nosotros, porque nuestros pensamientos son maleables. Cuando vertimos nuestros pensamientos en una imagen, y la imagen les da cuerpo a esos pensamientos, éstos cambian. Cuando una imagen asimila nuestros pensamientos los transforma.

No hay necesidad de forzar ninguna intención oracular en quienes crearon el tarot. Incluso si fue creado con un mero propósito lúdico, las posibilidades del tarot como herramienta poética están contenidas en la fibra de su naturaleza como imagen. Lo más probable es que, al contemplar las imágenes, obtengamos un chispazo de claridad no-verbal.

Lo obtendremos al pensar alegóricamente, en un lenguaje que se expresa a través de yuxtaposiciones conceptuales, rimas ópticas y resonancia de símbolos.

De este modo entendemos por qué esa gente que hace trescientos años jugaba “Tarocchi” en algún momento se sintió inclinada a encontrarse a si misma en las imágenes. Y de ahí jugaron otro juego llamado “tarocchi appropriate”. De esta forma entenderemos los poemas de Mateo María Boiardo y Teófilo Filengo, ambos inspirados en las cualidades narrativas que son inherentes al tarot.

 

Enrique Enriquez
Nueva York, 2008

Continuará…

Nota

Para el presente artículo hemos utilizado el mazo de Tarot de Marsella de Jean Dodal, restaurado por 78 Puertas.

 

Tal y como indicábamos al principio este texto sobre el Tarot de Marsella y el Lenguaje Óptico es una obra creada por Enrique Enríquez. Le atribuimos a él todo el mérito del mismo. Desde 78 Puertas hemos querido actuar como altavoces del mismo para darlo a conocer. Lo consideramos algo que puede ayudar al aprendizaje del alumno y a la mejora de sus lecturas. En futuras ocasiones compartiremos más aportes geniales de Enrique.